"El recuerdo es para los que han olvidado", escribía Plotino (Enneadas, 4,6,7). La doctrina e splatónica. "Para aquellos que han olvidado, la rememoración es una virtud; pero los perfecto no pierden jamás la visión de la verdad y no tienen necesidad de recordarla" (Fedón, 249,c,d). Hay, pues, una diferencia entre la memoria (mneme) y el recuerdo (anamnesis). Los dioses de que hablaba Buddha en el Dîghanikâyâ, y que cayeron de los cielos cuando se nubló su memoria se reencarnaron en hombres. Algunos de ellos practicaron la ascesis y la meditación y, gracias a su disciplina yóguica lograron acordarse de sus existencias anteriores. Una memoria perfecta es, por lo tanto, superior a la facultad de recordar. De una manera o de otra, el recuerdo implica un "olvido", y éste, acabamos de verlo, equivale, en la India a la ignorancia, a la esclavitud (=cautividad) y a la muerte.
Se encuentra una situación parecida en Grecia. No vamos a presentar aquí todos los hechos que tienen relaación con el "olvido" y anamnesis en las creencias y especulaciones griegas[...]
La diosa Mnemosyne, personificación de la "memoria", hermana de Kronos y de Okeanos, es la madre de las musas. Es omnisciente: según Hesíodo (Teogonía, 32,38), sabe "todo lo que ha sido, es y será". Cuando el poeta está poseído por la musas, bebe directamente en la ciencia de Mnemosyne, es decir, ante todo, en el conocimiento de los "orígenes", de los "comienzos", de las genealogías. "Las musas cantan, en efecto, empezando por el principio -ex arches (Teogonía, 45, 155)-, la apariencia del mundo, la génesis de los dioses, el nacimiento de la humanidad. El pasado así desvelado es algo más que el antecedente del presente: es su fuente. Remontando hasta aquí, la reminiscencia trata de no situar los acontecimientos en un marco temporal, sino de alcanzar el fondo del ser, de descubrir lo originario, la realidad primordial de la que ha surgido el cosmos y que permite comprender el devenir en su conjunto".
Gracias a la memoria primordial que puede recuperar, el poeta, inspirado por las Musas, accede a las realidades originarias. Esas realidades se manifestaron en los tiempos míticos del comienzo y constituyen el fundamento de este mundo. Pero precisamente porque han aparecido ab origine, estas realidades no se pueden percibir en la experiencia diaria. A justo título, J.-P. Vernant compara la inspiración del poeta con la "evocación" de un muerto del mundo infernal o con un descensus ad inferos emprendido por un mortal para aprender lo que desea conocer. "El privilegio que Mnemosyne confiere al aedo es el de un contrato con el otro mundo, la posibilidad de entrar y regresar libremente. El pasado aparece como una dimensión del más allá."
Por esta razón, en la medida que el "pasado" -histórico o primordial- se "olvida", se le equipara a la muerte. La fuente Lethe, "olvido", forma parte integrante del dominio de la muerte. los difuntos son aquellos que han perdido la memoria. Por el contrario, cierto privilegiados, como Tiresias o Anfiarao, conservan la memoria después del óbito. Para hacer inmortal a su hijo Etalida, Hermes le concede "una memoria inalterable". Como escribe Aplonio de Rodas, "incluso cuando atravesó el Aqueronte, el olvido no se apoderó de su alma; y ya habite en reino de las sombras, ya lo haga en el de la luz del sol, guarda siempre el recuerdo de lo que ha visto".
Fuente : Mircea Eliade, Mito y Realidad, Kairós, pp. 117-119.
No hay comentarios:
Publicar un comentario